El
jazmín de la terraza
suelta
su aroma y la casa
huele
como Andalucía
o,
acaso, como Valencia.
Cuando
las noches son claras
me
inundo de tu belleza
y
sonrío al evocar
alguna
dulce vivencia.
No
dejo de ver tus ojos
que
brillaban al soñar
que
la luna que nos miraba
con
su callada prudencia.
Surgían
de nuestras manos
caricias
que sofocaban
el
ardor de nuestros labios
y
animaban su impaciencia.
El
rumor de las estrellas
dio
armonía a los silencios
puso
música a los besos
y
corazón a la ciencia.
De
un beso nació otro beso
y
de otro beso, cien besos.
Jazmines
de aromas densos
poblaron
nuestra conciencia.
Verano
de Andalucía
o
primavera en Valencia
tu
cuerpo dejó en mi cuerpo
un
jazmín inmarcesible:
el
jazmín de su presencia.
Hoy
lo recuerdo al sentir
el
jazmín de una terraza
muy
lejos de Andalucía
y
muy lejos de Valencia,
como
un aroma de ausencia.
Jordi Rueda