lunes, 30 de noviembre de 2015

Llegará otro abril

Llegará otro abril
La noche se hará breve
y el sol derramará
sus incontables lágrimas de luz
sobre las cosas
para que demos nombre a la mañana
y para que podamos ver claro el horizonte
pronto, más pronto cada día

Se fundirá la escarcha
y las flores despuntarán
encaramándose en el aire,
luciendo su armonía.

Es amable la mañana
y parece que el cielo es nuestro.
Hay flores llenas de luz
que se han adueñado de tus ojos.

¿Ves aquellas dos, las más crecidas?
Una eres tú.
¿Te reconoces?
Y la otra…
la otra no soy yo.

Jordi Rueda

sábado, 28 de noviembre de 2015

Am/Ol

Ámame
Ámame
Ámame
Ámame
Ámame
Ámame
Ámame
OLVÍDAME
Olvídame
Olvídame
Olvídame
Olvídame
Olvídame
Olvídame
Olvídame
Olv
O

Jor… R…



jueves, 26 de noviembre de 2015

Mírame / Finge

Mírame con toda tu mirada.
Como yo te he mirado, con todo mi cuerpo.
A lo ojos. Con luz.

Abrázame.
Estoy quieto. Deslumbrado. Entregado. Fingiendo.

Abrázame con la fuerza de mi deseo.
Abrázame como si tu deseo fuera el mío.

Desnúdame.
Desnúdame como si me hubieras amado siempre
Desnúdame como yo te he desnudado... con pausas.
Finge, no es necesaria la sinceridad.

Haz que parezca amor... 
amor fingido, como el verdadero amor.

Gózame.
Gózame como si fuera la primera vez.
Gózame como yo te gozo, como si fuera la última vez.

Finge, finge tu locura.
Finge, finge tu vértigo. 
Desmáyate.

Estos momentos únicos permanecerán para siempre
en el aire. En nosotros.
En la historia etérea de la humanidad. Imborrables.

Te amo.

Jamás dos desconocidos se amaron tanto.
Despierta. No me mires. No finjas. Vístete. 
Vámonos. Adiós.

Jordi Rueda

sábado, 21 de noviembre de 2015

Yo creo

Yo creo
¿Yo creo?
Creo en los dictados del aire
Creo en los dictados de la luz
Creo en los dictados de las musas
¿Las musas?
¿Qué musas?
¿Los dictados?
¿Qué dictados?
Los dictados divinos
¿Divinos? ¿Divinos como Dalí?
No. Divinos, mandatos de la eternidad.
Ah, la eternidad, eso sí.
Yo soy eterno en mi cerebro infinito.
Creo en la inmensidad de mi cerebro
o quizá en que mi cerebro forma parte de una inmensidad
¿La inmensidad y la eternidad existen o son conceptos?
No creo en los conceptos. O creo que no creo en ellos.
Creía en la duda, pero ahorita no creo en nada. 
Eso creo.
¿En nada? La nada no existe. Solo es un concepto.
¿La nada no existe?
¡Claro que existe! Mientras haya cosas existirá la nada.
Eso parece razonable:
las cosas pequeñas son pequeñas porque existen las cosas grandes.
Y si hay cosas finitas existirá la infinitud
Y si existe ¿existe? la muerte es porque existe la vida.
Y pienso  que mi cerebro es inmenso, infinito y tal vez inmortal.
¿Eso crees?
No lo creo, lo siento. Y siento porque pienso.
O sea: lo pienso.
Mi cerebro existe porque pienso.
Pensar es ser, estar, vivir. O eso pienso…
Pero también lo crees.
No sé.
Hasta hace un rato creía que solo creía en la duda.
¿Y crees ahora que crees en algo mas?
Tal vez en mi cerebro. Lo diré así:
creo en mi cerebro sobre todas las creencias y sobre todas las dudas.

Pero seguiré creyendo en la duda,
si no dudara… no tendría cerebro.
O eso creo.


Jordi Rueda

martes, 17 de noviembre de 2015

Impulsos

Andar. Mirar. Ver. Conocer. Saber. Pasar.

Gozar.

Ver. Conocer. Saber. Gozar ¿Pasar?

Ver
Conocer
Saber
Gozar
Pasar
Olvidar.

Ver. Mirar. Imaginar. Parar. Seguir.

Recordar
Mirar
¿Gozar?
Seguir.
Andar.
Parar
Descansar. Soñar.

Ir ¿Ir?
Andar
Morir ¿Morir?
Morir

Nacer. Andar. Mirar. Ver. Conocer. ¿Comprender?

Saber.

Andar. Mirar. Cantar. Aprender.

Decir.

Callar. Andar. Mirar. Ver. Sorprenderse. Sonreír. Parar. Seguir. Morir.  Nacer.

Vivir  Decir.

Impulsos

Jordi Rueda

domingo, 15 de noviembre de 2015

Son días de llamar a la tristeza

Cuando el sufrimiento
seca los ojos por completo
porque ya no hay nada
por lo que llorar
conviene convocar a la tristeza.

Abrázame, tristeza,
devuélveme el presente 
que el dolor se ha llevado,
empápame en mi llanto
en mi propio llanto.

Bésame, tristeza,
y deja que mi aliento
se mezcle con tu aliento
y que tus labios fríos
despierten a los míos.

Abrígame, tristeza,
guárdame del mal,
del eterno mal
de no tener presente
de no tener presente.

Acúname, tristeza,
méceme entre lágrimas
de sal amarga
que aviven mi sed,
mi sed de ser mío.

No me dejes, tristeza,
necesito tu abrazo,
tus labios, tu aliento…
Sin ti no habría tiempo.
No habría alegría.

Jordi Rueda

sábado, 7 de noviembre de 2015

Llevabas un vestido negro

Llevabas un vestido negro, ceñido,
y el perfil de tu cuerpo
era el dueño del espacio
de la boîte.

A menudo he recordado tu vestido.
Su tacto amable era una trampa
para las yemas de mis dedos,
que del centro de tu espalda
viajaban al contorno de tus nalgas
sin poderse despegar.

Bailamos. Slow.
Tu pelo en mi mejilla.
‘You Belong To My Heart’.
Bailamos.
Tu vestido negro y mi camisa blanca se empataron.

En la calle nos envolvió una dulce humedad estival
El puerto estaba cerca, caminamos.
Tu boca se hizo azúcar en la mía de sal.

Levanté tu vestido, lo arrugué.
Tus manos hurgaron en mi pecho
a la vez que en el agua flotaban chispas
que parecían emerger de un sueño.
Luna nueva. Noche oscura. Carne.

Lentamente abotonaste mi camisa.
Alisé tu vestido. Te tomé de la cintura.
Una pasarela de madera nos llevó de vuelta
entre ondas invisibles y algunos besos de sal.

Pero no puedo pensar más en tu vestido negro
ni en ninguno de ese color.
La prueba epicutánea ha sido concluyente:
soy alérgico a la parafenilenodiamina,
un derivado incoloro del benceno
que actúa de primario intermediario
en tintes oscuros. Es decir,
debo evitar las prendas negras, todas.

¡Qué bella estabas con aquel vestido!